Ben Pointeker: cine y videoarte experimental

En este primer encuentro de Benza Pointeker y el público peruano al que convoca SEQES, veremos dos videos de su autoría (‘Impassenger’ y ‘ccccoCCoooo’) y un juego visual preparado para una instalación. Luego de ello, tendremos una interesante conversación en la cual conoceremos la filosofía de Pointeker sobre el video, el cine y el espectador. y ademas artistas invitados, entre ellos: Mo VanRotceh Odagled y Diego Fernández Stolll

Modera: Frido Martín

Apoyo visual: Sótano
Lugar: Cubil
Entrada liberada por Jr. Buenaventura Aguirre 294

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Leer Más. (texto de: Marco Antonio Martín Young Rabines | El Artista Toma en serio el soporte de lo proyectado en un video. Lo que aún es común en las artes más reconocidas como tales (visuales, sonoras, verbales) es no darle mayor importancia al soporte. O, mejor dicho, el soporte es lo de menos, el ‘contenido’ es lo importante.

Las novelas, los poemas, los ensayos e incluso los experimentos ‘transgenéricos’ en Literatura ya tienen soportes prehechos: para eso está el libro concebido como un armazón de folios sin mayores complicaciones y, salvo experimentos audaces, el libro como soporte no ha cambiado mucho desde Gutemberg.

El libro finalmente como herramienta de transmisión de la lectura se propone como un instrumento de uso individual e incluso solitario. La experiencia musical suele ser más colectiva y comunitaria que la literaria, pero igual el espacio de su ocurrencia suele estar prefijado: es un auditorio o cualquier espacio que se encuentre FRENTE al público.

Lo sonoro de algún modo se encasilla mimetizando la propagación visual de una pantalla que tenemos al frente de nosotros. ¿Y en lo que respecta al video y el cine? Salvo experiencias límite en el videoarte (por ejemplo en el videomapping), las cosas no son muy distintas: hay una sala con butacas, se apagan las luces de la sala y hay casi siempre una superficie plana con determinadas dimensiones al frente de nosotros, una pantalla o un ecran donde se proyecta ‘lo importante’, el ‘contenido’ visual. Bueno, vemos pues un hilo conductor que hermana, en cierto modo a manera de corsé, a las más representativas de las artes occidentales: la rigidez de un soporte y una delimitación que da como resultado una distinción entre ‘lo importante’ (el contenido) y lo ‘accesorio’ o meramente ‘instrumental’ (el soporte).

La atención del público se orienta hacia ‘lo importante’ y se desvía de ‘lo secundario’ (el soporte). Benza Pointeker, artista de las imágenes en movimiento más que ‘videasta’ o ‘cineasta’, trata de ir más allá y hacernos reflexionar sobre esta dicotomía que nos impone cierta tradición en las artes de Occidente.

Quizá su subversión no es ‘obvia’ o ingenua: quizá no se trata meramente de agarrar el proyector y apuntarlo hacia el piso o hacia el techo o hacia la cara de los espectadores, pero sí nos orienta la atención a otra cosa, a otro espacio liminar entre el contenido visual y el soporte, quizá un poco a la manera de la poesía concreta, pero con otro sentido, donde lo verbal no es lo principal; y lo visual mismo, entendido desde la libertad de la mirada del espectador, es el espacio desde donde se reflexiona sobre lo visual y la manera como ‘miramos’.

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